viernes, 26 de mayo de 2017

POR FALTA DE SUEÑO

Sueño

Por falta de sueño

Para evitar esto, nuestro cuerpo nos hace sentir sensaciones incómodas cuando necesitamos ese engrase nocturno: nos falta energía, nos sentimos atontados, y nuestros párpados caen pesados sobre los ojos.


Mientras luchamos para mantenernos despiertos, nuestra capacidad de concentración y de conformar recuerdos recientes se debilita.
Si ignoramos estos efectos secundarios y nos mantenemos despiertos durante días, nuestra mente acaba por desquiciarse.
Nos entra el malhumor, nos volvemos paranoicos y vemos cosas que no están en la realidad.
"La gente empieza a alucinar y a volverse un poco loca", explica Atun Malhotra, director de Medicina del sueño de la Universidad de California, Estados Unidos.
Las hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol, aumentan en la sangre, lo cual eleva la presión sanguínea.
Mientras, los ritmos del corazón se desequilibran, y el sistema inmune empieza a fallar, dice Malhotra.
Las personas que sufren falta de sueño tienen ansiedad y más probabilidades de caer enfermas.

La enfermedad del insomnio

Pero aún así, todo el caos provocado por un episodio de insomnio o un par de noches sin dormir no parece ser permanente, sino que desaparece tras un buen reposo.
"Si se produce algún daño, es reversible", dice Jerome Siegel, profesor en el Centro de investigaciones sobre el sueño de la Universidad de California.
¿Pero qué pasa si el sueño nunca llega? Una rara enfermedad genética llamada Insomnio Familiar Fatal, proporciona una de las descripciones más crudas de los efectos de la falta de sueño.
SueñoDerechos de autor de la imagenTHINKSTOCK
Image captionEl sistema inmune se ve perjudicado por el insomnio.
Solo unas 40 familias en todo el mundo tienen esta enfermedad en sus genes. Un gen defectuoso provoca que las proteínas del sistema nervioso se conviertan en "priones" que pierden sus funcionalidades normales.
Los priones se amontonan en el tejido neuronal, acabando con él y creando agujeros como los del queso gruyere en el cerebro.
Esto es lo que pasa en el caso del desorden humano más conocido relacionado con los priones, la enfermedad de Creutzfeld-Jakob.
Un área que se ve especialmente afectada es el tálamo, una región profunda del cerebro que controla el sueño. De ahí que se produzca ese insomnio debilitante.
Las personas afectadas sufren de pronto días seguidos sin dormir y desarrollan extraños síntomas, como la contracción del iris del ojo o sudor excesivo.
Tras unas semanas, el enfermo pasa a vivir en una especie de crepúsculo previo al sueño.
Se comportan como sonámbulos y experimentan movimientos involuntarios de los músculos como los que sufrimos a veces cuando nos estamos quedando dormidos.
Luego se produce pérdida de peso y demencia y, finalmente, la muerte.
Pero la falta de sueño no es en sí misma la causa de la muerte, dado que esta enfermedad provoca también daño cerebral generalizado.

Récords

Los experimentos con animales abundan en esta idea de que la falta de sueño por sí sola no es mortal, sino que lo que provoca la muerte es la causa que provocó el insomnio.

Es posible que todo esto nos convenza para no lanzarnos a explorar los limites de nuestra capacidad para no dormir, pero la pregunta sigue ahí: ¿cuánto tiempo podemos permanecer despiertos?

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