Parece
que estamos acostumbrados a aceptar la visión de un hombre con calvicie
total o parcial sin que nos produzca ningún tipo de extrañeza, sin
embargo, es distinto en el caso de una mujer.
Las principales diferencias entre una alopecia femenina y una masculina son:
A) El
hombre pierde el pelo de forma progresiva y localizada, mientras que en
la mujer hay una afectación difusa de regiones parietales y sin
recesión frontoparietal. Respeta una fina banda de cabello frontal, es
una alopecia más difusa y repentina.
B) La mujer responde mejor a los tratamientos anticaída porque su reposición de cabellos es más rápida.
En la fase inicial se observa una
caída de cabello mayor a la normal, seguidamente una reducción en el
diámetro de la fibra capilar y reducción del número de cabellos. Los
periodos críticos en la mujer son de los 25 a 30 años y durante la
menopausia, debido a los cambios hormonales que se dan en estos
periodos, ya que al reducirse el nivel de estrógenos, se produce un
desequilibrio natural entre estrógenos y andrógenos.
Así,
en las mujeres con pérdida de pelo y signos de aumento de andrógenos,
es necesario un estudio hormonal que recoja la testosterona total y
libre, prolactina y resto de hormonas sexuales. También deben
descartarse otras causas responsables de la caída del cabello, mediante
la medición de los niveles séricos de TSH, T4, hierro, ferritina y
hemograma.
Otras causas de calvicie pueden ser:
Estrés físico, estrés emocional, una medicación, dieta, embarazo, alopecia areata,...
Podemos seguir la clasificación de
Ludwig para determinar qué grado de alopecia presenta una mujer con
alopecia difusa. |
En cualquier caso un diagnóstico a tiempo y un tratamiento adecuado consiguen resolver un alto porcentaje de casos.
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