martes, 3 de noviembre de 2015

COLITIS ULCEROSA

COLITIS ULCEROSA 
La colitis ulcerosa es una enfermedad inflamatoria del colon (el intestino grueso) y del recto. Está caracterizada por la inflamación y ulceración de la pared interior del colon. Los síntomas típicos incluyen diarrea (algunas veces con sangre) y con frecuencia dolor abdominal.
El diagnóstico definitivo lo establece la endoscopia digestiva baja con toma de biopsias. Los gastroenterólogos son los especialistas que suelen diagnosticar y tratar esta enfermedad.

DIAGNOSTICO 
Su edad de presentación típica es antes de los primeros 40 años de vida; sin embargo, se ha llegado a establecer el diagnóstico en personas de edad avanzada. A esta enfermedad aún no se le ha encontrado cura.
La manifestación más típica es la aparición de sangrado rectal que suele ser intermitente. Además se puede observar presencia de pus en las heces (debido a la inflamación de la mucosa) o incluso de moco. El color de la sangre es determinante: cuanto más oscura la afección puede haber interesado un tracto mayor de colon. En los casos en los que el sangrado sea profuso habrá que recurrir a transfusiones sanguíneas para corregir la anemia que se producirá. Además suele producir en el paciente dolor abdominal cólico, generalmente en hipogastrio y flancos, junto con tenesmofiebre,diarrea, y taquicardia. No tienen por qué aparecer todos de manera simultánea, pero son sugerentes de enfermedad inflamatoria intestinal(EEI).
Diagnostico 
La confirmación se establece realizando una endoscopia digestiva baja (rectoscopia o colonoscopia). Durante este examen se puede examinar por medio de una cámara la mucosa del colon. En el caso de la colitis ulcerosa/CUCI, la mucosa se observa con evidentes signos inflamatorios como enrojecimiento mucoso, ulceraciones, presencia de moco y material fibrinoide y los llamados pseudopólipos. Para su confirmación definitiva se deben de tomar biopsias que deben de ser examinadas por un patólogo. La presencia de abscesos crípticos es un buen indicio de esta enfermedad.
La afección inicia siempre en el recto y se extiende desde ese punto a los demás segmentos del colon, siendo la enfermedad más grave cuanto mayor porcentaje del colon esté comprometido. La inflamación suele ser continua sin respetar segmentos.
Tras 10 años padeciendo la enfermedad, se aumenta ligeramente el riesgo de sufrir una malignidad colónica; por este motivo el paciente debe seguir un control exhaustivo con seguimiento endoscópico.
Se puede asociar a otras enfermedades autoinmunes como la colangitis esclerosante primaria, que afecta el hígado y sus vías biliares.
Puede presentar manifestaciones extraintestinales como artralgiasartritis y uvetitis.

Tratamiento 
El tratamiento se basa en antiinflamatorios e inmunorreguladores.
El ácido 5 aminosalicílico (5-ASA) es un compuesto antiinflamatorio similar a la aspirina que constituye uno de los principales tratamientos de esta patología. Se encuentra en fármacos como la sulfasalazina y mesalamina o mesalazina, como uno de sus componentes. La molécula debe de manipularse farmacológicamente porque si se administra pura, sería absorbida por el intestino delgado y no llegaría a colon, donde ejerce su efecto. Es un efecto tópico, por contacto con la mucosa afectada. En el colon las bacterias de la flora bacteriana descomponen la molécula de sulfazalacina en una sulfa y el 5-ASA, o la molécula de mesalamina en dos moléculas de 5-ASA y entonces ejerce su efecto antiinflamatorio sobre la mucosa. Suelen administrarse en forma crónica a los pacientes.
Los corticoesteroides son antiinflamatorios más poderosos y por ende con mayores efectos secundarios. Se pueden administrar por vía oral, intravenosa o en enemas. Se utilizan cuando el empleo de la 5-ASA no es suficiente para que el paciente entre en remisión (se inactive la enfermedad). Lo ideal es utilizarlos a la menor dosis posible por el menor tiempo posible; sin embargo, algunos pacientes los necesitan en dosis altas durante las crisis graves y otros a dosis bajas de forma crónica para poderse mantener con baja actividad inflamatoria.
Otros inmunorreguladores como la azatioprina se pueden utilizar en los casos más graves para controlar una crisis o para dar mantenimiento de la terapéutica. La utilización de estos medicamentos podría facilitar el bajar la dosis de corticoesteroides.
También existe el tratamiento dietético de la patología, que debe añadirse al farmacológico. Este tratamiento debe ser realizado por nutricionistas expertos, ya que puede perjudicar al paciente la inclusión de determinados alimentos.


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